domingo, diciembre 20, 2015

Novela Laliter. (+ Rochiter) Amor con sabor a café: Capítulo 2: El orfanato.

-¿Sabes que siempre te amaré verdad? -Preguntó/ afirmó, mientras acariciaba mi cabeza en la parte posterior. Sabía que me encantaba que acaricie aquella zona.

-¿Lo juras? - Pregunté desconfiando, mientras acariciaba dulcemente su mejilla. -¿Juras que nunca me dejarás ocurra lo que ocurra y que aunque te vayas volverás por mí?

Sonrió. -Juro nunca dejarte ocurra lo que ocurra, que aunque me vaya siempre volveré, aunque sé que nunca me iré. -Supe que no mentía porque sólo la sinceridad brotaba de sus ojos y alma.

También supe que jamás amaría a alguien como la amo a ella.


Abrí los ojos y parpadeé repetidas veces.
El cuerpo me sudaba y mi corazón latía más rápido de lo normal.

Hacia tiempo que no soñaba con ella, creo que al recordarla ayer hizo que mi mente se acuerde de ese momento mientras dormía.
Creo que jamás lograría olvidarla.

¿Quién olvida su primer amor juvenil?

Respiré, tratando de calmarme, y observé la luz que provenía de mi ventana con cortinas rojas.

Ya era de día.

Ubiqué cada pantutfla su respectivo pie y me levanté de la cama.
Extendí mi brazo y miré mi muñeca en donde habitaba mi reloj plateado. Era mediodía. Al parecer aquella escena de ayer con la muchacha rubia me dejó agotado.

«Rocio»

Su nombre hizo eco en mi cabeza.

Ayer cuando la dejé en la estación había conseguido su número y había jurado hablarle, eso es lo que haría en este preciso instante.

Cumplo lo que prometo.

-Peter.

Me puse unos pantalones y bajé los peldaños para ir a la cocina. Coloqué cereal y leche en una taza, tomé una cuchara y me senté en la mesa.
Mi celular vibró, lo revisé y era de Rocio.

¿Disculpa?

-Rocío.

Rayos, ¿ya no me recuerda?

Nuevamente vibró mi IPhone.

Oh, lo siento. Eres Peter, ¿verdad?

-Rocio.

Mi pecho sintió alivio y contesté.

Pensé que me habías olvidado, ya me estaba poniendo nervioso. Ha-ha.

-Peter.

A los segundos vibró nuevamente.

-Lo siento tanto, es que mi cabeza está llena de problemas. :l

-Rocio.

Oh, ¿es algo malo? Podría ayudarte.

-Peter.

Rápidamente me arrepentí de mandar ese mensaje y escribí otro.

Lo siento. Que idiota soy, recién nos conocemos y yo estoy hablándote como si nos conociéramos hace años. :P

-Peter.

Eres tierno, y sí, sí puedes ayudarme. :). Te mandaré la dirección del orfanato en donde estoy ayudando y podrás venir a echarme una mano, claro, si puedes.

-Rocío.

Dudé en contestar ya que hoy tenía que ir a visitar a un viejo amigo, pero contesté.

No hay problema, envíame la dirección y en diez minutos me tienes ahí.

-Peter.

***

-¡Peter! -Su dulce voz entró por mis oídos. Había llegado al orfanato hace unos momentos, todo estaba muy viejo y arruinado. Rocio corrió hacia mí y me abrazó. -Qué gusto que estés aquí. -Se separó y me miró mientras me dedicaba una de sus maravillosas sonrisas.

-Es un placer. -Exclamé anonadado aún por aquel abrazo.

-Ven, te presentaré a todos. -Tomó mi mano y empezó a correr, yo corrí detrás de ella sin querer hacerlo. Paró de correr enfrente de unos niños. -¡Niños, miren! -Ellos voltearon hacia ella y me observaron. -Él es Peter Lanzani. Saluden. -Ellos hicieron caso a Rocio. -Bien, hoy él nos ayudará, así que no sean rudos con él, ¿vale? -Ellos asintieron.

-¡Rocio! Ven aquí, muchacha. -Una mujer de unos 40 años la llamó.

-¡Ya voy! -Le gritó de regreso. Me miró. -Peter, ya regreso. Entretiénelos, ¿sí?

-Sí... -Confirmé dudoso. Ella se fue y me quedé solo con veinte niños. -Bueno... -Rasqué mi nuca. -¿Qué quieren hacer? ¿Ah? -Se miraron entre ellos y sonrieron maliciosamente, segundos después tenía a todos encima mío gritando y saltando.

Maldición.

**Una hora después**

-Y así fue como el oso se convirtió en... Presidente. -Exclamé y los niños suspiraron sorprendidos.

-¡Otra, otra, otra! -Gritaban al unísono todos los pequeños diablillos.

-No, niños, Peter ya tiene que irse. -Dijo Rocio cuando llegó.

-Adiós, pequeños, y recuerden que--

-La tiza no es comestible. -Exclamaron y yo sonreí.

-Adiós, chiquillos.

-¡Adiós, Pett!

Rocio me acompañó hasta la puerta.

-Siento haberte dejado solo, pero me necesitaban con urgencia. ¿Todo salió bien? Sé que los niños son unos pequeños diablos, pero en el fondo buenos, ¿sabes?

Asentí. -Claro que son buenos, me han agradado y creo que yo a ellos. -Sonreí. -Oh, y también quería hacerte una pregunta.

-Claro, dime. -Dijo y me sonrió. Adoraba esa sonrisa.

-¿Me dejas venir mañana también? ¿Y el próximo fin de semana y cuando pueda? Es que en serio me gustaría ayudar acá. -Exclamé todo lentamente temiendo la respuesta.

-¡Oh, Peter! -Me abrazó fuertemente y me soltó. -Claro que puedes, tu siempre serás bienvenido en este lugar, no lo dudes. Y estoy segura que a ellos les gustará que vengas.

Luego de eso me saludó y me marché felizmente.




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Agradecería si comentaras. Los quiero. <3

martes, diciembre 08, 2015

Novela Laliter (+ Rochiter): Amor con sabor a café capítulo 1: Ballet.

«Nadie está preparado para la vida, no hay que estar preparado para la vida, ella es la que te enseña a vivir; a vivirla»


Aquí estaba yo, Peter Lanzani, bebiendo café en un vaso desechable y viéndola bailar, moviéndose al compás de aquella dramática música cual ángel mismo.

Y como siempre, me hacía la misma pregunta: ¿Podía existir algo tan hermoso y dulce?

Instantáneamente la respuesta era no, pero sabía que una parte muy, muy adentro de mí decía que sí, que había algo aún más hermoso, pero trataba de taparlo e ignorarlo.

Todos se pusieron de pie y comenzaron a aplaudir. Las bailarinas hicieron una reverencia.

Yo solamente tenía mi vista en aquella rubia de sonrisa gigante con ojos brillosos de tanta felicidad que habitaba en ella en este mismo momento.

El telón bajó y las luces se encendieron. El show había terminado y mi corazón seguía palpitando pidiendo más y mucho más.




Encendí mi coche y empecé a conducir por las calles de Buenos Aires.

Los edificios brillaban al igual que los bares y demás. Era un hermoso lugar.
Eché un vistazo a la ventana cuando el semáforo se puso en rojo. El lugar estaba repleto de personas que caminaban y corrían de aquí para allá.
Estaba observando como los autos pasaban hasta que ella pasó por enfrente mío; la chica rubia de enorme sonrisa.

El semáforo se puso en verde y la chica aún no había llegado al otro extremo del lugar. Los bocinazos comenzaron como la desesperación en su cara.
Ella vestía todavía su tutú y las mallas, pero llevaba una campera con capucha encima suyo para resguardarse del frío violento que azotaba la ciudad.

Ella, plasmada de nervios, tropezó así cayendo. Los automovilistas cansados, sin importarles la pobre muchacha, pusieron en marcha sus autos a toda velocidad casi arroyándola.
Todo era un caos y los bocinazos no ayudaban.

Maldita gente estúpida.

Me acerqué con el auto un poco más cerca de ella y saqué mi cabeza por la ventanilla.
La observé. Ella estaba con los nervios de punta a punta sin saber que podría hacer.

—¡Oye! —Grité, para llamar su atención. Su vista se posó en mí, y en ese momento observé sus ojos y sentía como penetraba los míos. —Sube, yo te ayudaré. —Ella me miró dudosa. Esto me estresaría si no se trataría de ella. —Vamos, ¿o quieres ser atropellada? —Esta vez sin dudarlo entró al auto en la parte trasera, y así por fin pude arrancar y sacarnos de aquel despelote.

—Lo siento por eso, es que estaba algo apurada. —Exclamó apenada. —Creo que tendría que ir nuevamente allí y disculparme con todos. —Tapó su rostro con sus pequeñas manos, observé que sus uñas estaban perfectamente pintadas de color blanco.

Que ella me estuviera dirigiendo la palabra me sorprendía y hacía que mi corazón palpitase fuerte.

—No digas incoherencias, ellos fueron unos idiotas al no esperar que tú termines de cruzar. —Dije y eché una rápida mirada hacia ella mirándola por el espejo retrovisor.

—Estoy tan apenada. —Su cara se tiñó de un suave colorado. —Es que mi madre tuvo un problema con su perro y ahora está en el veterinario, así que me encargó ciudar a mi hermano que está solo en casa, por eso a penas me avisaron tuve que salir tan rápido que ni tiempo de cambiarme he tenido, las personas me miraban raro. —Su cara hizo una mueca graciosa a lo que yo reí un poco. —Ay, lo siento. —Dijo, vergonzosa. —Yo soy una completa extraña para ti y seguramente estoy molestándote con mis problemas. —Su rostro se tornó rojizo nuevamente.

Estacioné una cuadra después a donde estábamos.

—No me molestas. —Exclamé sinceramente y le sonreí. —¿Adónde ibas? Puedo llevarte. —Le dije.

—¡Oh, no! —Ella me miró como si estuviera loco. —Ya ha sido mucho que usted me ayudara en aquel lío. No quiero molestarlo, me tomaré el tren.

—Oh Dios, dime que no me has llamado por usted porque me ofenderé. —Reí —Creo que como mucho tendré tres años más que tú, y por lo que vi eres terca, así que no voy a insistir y sólo voy a llevarte a la estación de tren.

Sabía mucho de la terquedad, eso lo había aprendido de ella, la mujer más terca del mundo, o por lo menos, mi mundo.

La rubia cuyo nombre no sabía sólo se limitó a sonreír y agradecer. —Disculpa pero ¿cómo es tu nombre? —Pregunté, poniendo en marcha el auto.

—Rocío; Rocío Igarzabal. —Exclamó con voz definida.








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AHHHHH, primer capítulo! Algo corto pero que más da jajajajaj, ojala disfruten este nuevo proyecto.

Ayuden con un comentario, eso me alimentan, ya saben jejej.
Sinceramente espero que no se bajen del tren sólo porque esta novela también contiene Rochiter, es que amo Laliter pero quería en serio publicar esta novela acá, y lo "malo"  es que es un triángulo.

Espero que sepan entender y no los haya aburrido.

Miss Laliter.